Encuentro con Delfines

Encuentro con Delfines

Es casi imposible permanecer impasible ante el encanto y la familiaridad incitante de los delfines. Frente a la amabilidad y a la actitud llena de humor de esos seres carismáticos, los niños disfrutan y los adultos vuelven a ser niños. Numerosas personas difí- cilmente pueden describir los sentimientos que experimentan cuando los encuentran. El buen humor y la gracia de estos animales parecieran tocar emociones profundas. Nos permiten acceder a lo más íntimo y desencadenan sentimientos que van desde la euforia hasta procesos de conocimiento de transformación y de curación.

Los delfines son seres de un alto desarrollo espiritual, con sentimientos de amistad hacia los hombres que data desde la noche de los tiempos. En este principio de milenio, representan para muchos el símbolo del comienzo de la era de acuario: la edad de una nueva conciencia, frecuencia en la que numerosas personas sensibles piensan que ya están vibrando. Este cambio de conciencia se acelera visiblemente para los seres humanos. Para que esta transformación sea posible y esté abierta a las nuevas tareas, es importante desprenderse de los antiguos hábitos y de los bloqueos.

El mensaje de los delfines

Los delfines comunican un sentimiento de armonía y de alegría, que cada ser humano desea en lo más profundo de si, pero que, la mayor parte del tiempo, no sabe realizar en su mundo.

¡Disfruta la vida!

Cuando observamos a los delfines en la naturaleza y vemos la alegría y ligereza con que se desplazan en el agua, sentimos hasta qué punto es comunicativa su alegría y con qué facilidad nace una sonrisa en nuestros labios. Su comportamiento juguetón y todo lo que irradian nos recuerdan los momentos despreocupados de la infancia. Nuestro aspecto juguetón –nuestro niño interiorregresa a nuestra consciencia. Los delfines nos recuerdan nuestro deseo de ligereza y de alegría. ¿A quién no le gustaría atravesar la vida como ellos, sin cargas y sin preocupaciones?

Esta forma espontánea y juguetona podría significar, por ejemplo, sentirnos responsables de nuestras reacciones tanto hacia el entorno como en las diferentes situaciones de nuestra vida. Aún cuando la mayor parte del tiempo no seamos conscientes, siempre tenemos la posibilidad de reaccionar con humor y ligereza, en lugar de hacerlo con severidad, obstinación y sufrimiento. Y esto funciona tanto mejor cuanto más en contacto estemos con nosotros mismos, con nuestro alma, y nos mantengamos centrados. En este caso, actuamos espontáneamente desde el corazón, y menos desde representaciones, esquemas de comportamiento o heridas que llevemos en nosotros.
Encuentro con Delfines
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¡Es magnífico, tal libertad, tal alegría, tal serenidad! Nos transmiten su alegría espontánea de existir, acompañada de una gran ligereza persuasiva. Nos miramos los unos a los otros, felices; su júbilo y su alegría nos han invadido a todos. Estamos todos de acuerdo: este encuentro con los delfines es un verdadero regalo.

¡Eleva tu vibración!

Como hoy sabemos, los delfines emiten a su alrededor mediante su sistema de sónar, es decir, por la alta frecuencia de su lenguaje, un campo vibracional de una energía muy elevada. El agua, que es un buen conductor, transporta esa vibración, y así su energía también actúa sobre su entorno. Aún cuando los seres humanos no hayamos logrado decodificar los sonidos y los ruidos de los delfines y las ballenas para traducirlos a nuestros idiomas, la comunicación con ellos funciona por canales no verbales.

Esto significa que una parte de nuestra percepción interior, por la que estamos relacionados con el todo, comprende su idioma. Todos quienes se encuentran con delfines lo aprovechan, pues la energía de los delfines, al igual que la meditación u otras técnicas, es capaz de elevar nuestra frecuencia vibratoria. Pueden dominarse con más facilidad situaciones especialmente difíciles cuando nuestra energía no se debilita demasiado. La elevación de nuestras vibraciones permite aumentar nuestra fuerza vital, ampliar nuestra conciencia y, de esta forma, activar procesos.

Invitación a la reflexión


La liviandad juguetona de los delfines puede ser una invitación a ceder, a dejarse ir en la corriente de la transformación. Podemos dejarnos llevar por las olas, en lugar de tensarnos y luchar. El que ha logrado la confianza de que todo sigue un plan divino, ha atravesado sus miedos y temores. Podemos, simplemente, desarrollar la alegría, esta alegría que los delfines irradian en su liviandad. No obstante, no sólo se trata de pasar con estos seres momentos maravillosos en el agua, sino de desarrollar nosotros mismos una “conciencia-delfín”: recibir cada día como un regalo con alegría, vivir en la conciencia de la unidad con la creación, crear cada gesto y cada pensamiento a partir de ese sentimiento de unidad, tomar cotidianamente la vida con humor, creatividad, sabiduría y alegría en una existencia con un sentido. De esta forma, la vida, tanto en el encuentro con los demás como en la novedad, se orientará hacia una conciencia más elevada.

Los delfines demuestran mucho amor y solicitud no sólo entre ellos, sino también cuando se reúnen con nosotros, los humanos. No existe un solo testimonio de un delfín o de una ballena que haya atacado a un humano, sin que haya existido una provocación previa. Ninguna otra especie animal salvaje se comporta de manera tan cuidadosa, confiada y amistosa hacia los seres humanos. Los delfines también se conducen de forma respetuosa hacia su entorno. El mar les ofrece un comedor bien provisto y casi inagotable. Al contrario de los seres humanos, sólo toman lo que necesitan; no destruyen ni matan inútilmente.