Foto: Frank Laumen.
Es un vórtice de energía. Partiendo desde nuestro corazón, conectada a Dios, la energía se expande hacia abajo y hacia arriba. La persona aprende a dejar de sentirse víctima de la situación para comenzar a ser co-creadora de su propia realidad. Conectados con Dios y actuando desde nuestro corazón, aprendemos a emplear para bien nuestra fuerza creadora y realizadora. El pensamiento se forma, se expande y crea resonancias, modificando así la realidad. Afirmación: tú eres lo que piensas. Tú eres el creador de tu propia realidad, en conexión con la unidad de Dios.