(Panthera pardus)
Se fomenta la rapidez, la elegancia y la destreza. Aprendemos a emplear nuestras fuerzas allí donde valga la pena; aprendemos prudencia y respeto.
El Leopardo en la Mitología: Al irradiar fuerza y coraje, y gracias a su elegancia, los leopardos han estimulado la fantasía del ser humano. En muchas culturas africanas son un símbolo de guerreros y gobernantes. Actualmente, la piel de leopardo sigue siendo a priori la característica distintiva de los caciques. Los dahomey tienen un mito que dice que sus reyes descienden de la unión de un ser humano y una leopardo. El pueblo se llama a si mismo “los hijos de la leopardo”. Los igbo creen que las mejores personas reencarnan como elefantes o leopardos. Los egipcios representan al dios Osiris con una piel de leopardo. Los leopardos eran reservados para los sacerdotes.
El Leopardo en la interpretación de los sueños: Representa la fuerza de empuje masculina, su sexualidad y fuerza vital.
La Esencia de Leopardo: La esencia promueve la elegancia, la velocidad y la habilidad. Aprendemos a emplear nuestras fuerzas allí donde vale la pena, aprendemos a cuidar y respetar a los demás.
En el plano físico: La esencia nos ayuda a mejorar nuestra sensación física. Aprendemos a utilizar mejor nuestras fuerzas. Es recomendada para que los deportistas logren un mejor rendimiento.
En el plano emocional: La esencia ayuda a emplear certeramente nuestras fuerzas. Desarrollamos un sentido más afinado de cuándo y para qué vale la pena utilizar nuestras fuerzas. Puede ayudar a las personas a desarrollar mayor autoestima, logrando aumentar su confianza en si mismas y ser más valientes.
En el plano espiritual: La esencia nos regala confianza, tanto en nuestras propias capacidades y fuerzas, cuyos límites serán establecidos con mayor facilidad por nosotros, como también en Dios y en su Guía en nuestra vida. Véase también al leopardo de las nieves.